La consciencia, sea adjetivo o sustantivo, se ha acelerado en la pandemia, casi tanto como la comida a domicilio. Una necesidad para algunos, ¿una moda para el resto?

Pero, ¿qué significa esto para las marcas? La COVID nos ha revelado que la tecnología puede ayudarnos a trabajar, aprender, hablar por hablar o practicar sexting.

Ha acelerado los medios de pago digitales, facilitado la enseñanza en las escuelas y universidades, a pesar de su arcaica desconfianza, librado de viajes prescindibles y revelado que el trabajo en remoto es un procedimiento eficaz para mantener y garantizar la actividad económica.

Ha movilizado valores colectivos, animado la solidaridad y resiliencia individual y empresarial. Nos ha ayudado a redescubrir el hogar, pasatiempos insospechados, la idea de familia, amigos y nuestra soledad.

Esta crisis, a diferencia o más que las anteriores, está cambiando cómo vivimos y hasta cierto punto, por qué vivimos. Lo que implica un nuevo tipo de marca.

La marca consciente

Entendiendo por “marca”, no solo un nombre o símbolo para identificar productos o servicios con el fin de distinguir a unos de otros, sino una empresa que significa algo para las personas.

Empresas responsables, conscientes del mundo que les rodea y que actúan de acuerdo a valores como la igualdad, libertad, diálogo, respeto y solidaridad.

Marcas que responden al entorno, a los deseos, estados de ánimo y cultura, inteligentes, vivas, en constante transformación. Empresas que tienen un propósito real y consistente. Que aprenden con el tiempo, igual que el público consciente.

Por eso, construir una marca consciente es una manera de aumentar la solidez, la consideración o relevancia e incrementar las oportunidades de innovación y crecimiento.

Marcas conscientes, ¿cómo son?

Estamos en un momento de cambios respecto a la manera de relacionarnos como consumidores, ciudadanos y personas.

El consumo ético y sostenible, como factor de decisión de compra, se está consolidando, más allá del clásico binomio calidad precio para impulsar un desempeño más fuerte de la marca y negocio. El branding consciente no es futuro, si no el presente.

Son marcas empáticas, con una actitud humana, sensibles a las necesidades reales de la gente, que crean valor para otros y no solo para la empresa.

Qué manifiestan una comprensión del contexto, con un propósito creíble, autentico y una estrategia basada en el mensaje y perfil de la marca.

Son marcas multisensoriales, que valoran la combinación de las variables visuales, acústicas, aromáticas, táctiles y gustativas para lograr el impacto y la fidelidad.

Que se esfuerzan por ser atractivas, preocupadas por evitar el desperdicio innecesario de tiempo, esfuerzos o dinero a sus usuarios

Marcas responsables, sostenibles, que actúan con integridad, honestidad, respeto y que actúan de forma ética.

Que empoderan a colectivos sociales, ciudadanos o vulnerables, promueven el consumo con moderación, estilos de vida saludables y el desarrollo humano.

Marcas que estimulan el cambio

Patagonia, se posiciona sobre política e igualdad y lo comunica en su publicidad «Cuando abren las urnas, cerramos”.

LEGO, un tenaz protector del aprendizaje de ciencia, tecnología, ingeniería, artes o matemáticas, muy interesado en ¿Por qué necesitan los niños creatividad? para que inventen modelos que resuelvan problemas reales.

La Fageda, es una marca de yogures y derivados lácteos, con vocación y misión social, cuya cultura organizacional sitúa a la persona, la comunidad y la integridad en el centro de sus decisiones, que ocupa la tercera posición del mercado catalán y la única que muestra un crecimiento sostenido de dos dígitos en los últimos años.

Alter Made, una nueva marca de moda femenina independiente del grupo MANGO, que gira en torno al bienestar, la sostenibilidad y el consumo consciente, dirigida a un público concreto que busca consumir de manera responsable.

Ocean52, nace con el propósito de aportar más de lo que reciben. En su modelo de negocio, este objetivo se traduce de manera simple: el 52% de los beneficios disponibles son destinados a la protección de los océanos.

Tissa Fontaneda, bolsos y accesorios hechos a mano por artesanos, que pertenece al movimiento “slow fashion”, que anima a la producción y consumo ético de productos.

Bambam, es una marca que detesta las etiquetas y los estereotipos. Su mantra “etiquetarse es limitarse”, se traduce en una atractiva oferta de ropa dirigida a las personas, sin importar su fisionomía ni sus características particulares.

Por último, seguro que has oído alguna vez que no se puede vivir sin amor, pues el oxígeno es más importante.